sábado, 6 de febrero de 2010

El Doble

¿Me denunciaría a mi misma con el reclamo de una idea?

¿Invalidaría la indiferencia con el mensaje?

¿Esperaría una respuesta?

Las palabras conducen emociones y con ellas estados, tal vez abrir el paracaídas ahora es una opción seria.

¡Estoy súbitamente avergonzada por recibir un doble!

Esperé entre ampliar el mensaje o hacerlo esquivo, “te quiero, pero no lo hago”, “estoy pero no se quien sos”, “intimo pero no te siento”.

Amanecí abrazándome como si fueras vos, ¿comprendés?, no podía ser…

Y al parecer esta actitud no puedo explicarla, soy la receptora de palabras que deberían comunicar emociones pero solo conducen al vacio.

Este enmudecimiento sugiere nuestra falta y aquí aquellas palabras transportan directamente al doble, tal vez el peso de tales expresiones deberían evidenciar lo que uno siente, reconozco que no sentí nada al oírlo, faltaba intención en el mensaje, pero trascendió la carencia de motivo.

Quede varada en un pensamiento inmóvil, una escena inútil, ahora después de la lluvia, el por qué, no tiene ni fuerza, está suprimido por la irritación de las imágenes que presenta el movimiento.

¿No sabe quién es?

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